La cosmogonía Judea-Cristiana explica que la existencia es una emanación de la Trascendencia (el Padre), que experimenta luego un descenso o «caída» desde los estados superiores (Espirituales) hasta los inferiores (el Mundo). El objetivo para el ser humano es remontar esta caída y ascender nuevamente en la escala de regreso al Padre (la Verdad eterna, inmutable y absoluta).